junio 04, 2012

Confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva

Comentario a la Palabra de Dios. Junio 05 de 2012.

Queridos hermanos:

Hoy la Iglesia celebra la memoria obligatoria de San Bonifacio, obispo y mártir, un monje inglés y apóstol de Alemania y reorganizador de la Iglesia franca.


Imagen de Igooh.com
La Segunda Carta del Apóstol San Pedro (3, 12-15a. 17-18), nos sigue sosteniendo en la fe que el Apóstol transmite a la comunidad de la pronta llegada de Jesucristo. Él nos recordará con cuanta santidad y entrega debemos vivir esperando y apresurando su advenimiento. Nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Hay que vivir en guardia y creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor.

Exhortación: Vivir alerta. La alerta no es con el afán de predecir: en tal fecha se va a acabar el mundo. Sino en ser conscientes que el Señor reclama nuestra conversión, nuestro total ofrecimiento u oblación a Él, siendo santos, entregándonos en sus manos, confiando en su promesa y practicando la justicia. Ello es signo de la gracia y el conocimiento del Señor.

El Santo Evangelio de San Marcos (12, 13-17), nos relata el pasaje del tributo al César. Los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos tratan de de poner a prueba a Jesús acerca de la licitud de pagar el tributo al César. ¿Se lo pagan o no? Jesús, conoce la hipocrecía de ellos y les afirmará: Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Exhortación: En el mundo de hoy, muchas situaciones opacan la presencia de Dios en la vida de nosotros. La invitación de hoy, respetando el contexto del pasaje, es saber discernir entre las cosas del mundo y las cosas de Dios, tratar de seguir su camino para que todas las acciones humanas, sean dignificadas con la mano protectora de Dios.

La piedra desechada, es ahora la piedra angular

Comentario a la Palabra de Dios. Junio 04 de 2012.

Queridos hermanos:


D.R.
La Segunda Carta del Apóstol San Pedro (1, 2-7), inicia con la confesión de Pedro de ser siervo y apóstol de Jesucristo. Él se siente bendecido por la gracia de Dios y quiere compartir con los demás que, como él, han obtenido una fe tan preciosa, gracias a la justicia de Jesucristo, el Dios y Salvador. Él le desea a la comunidad que abunden la gracia y la paz por el conocimiento del Señor, pues, gracias a ello, Él otorga todo lo necesario para llevar una vida de santidad, que "culmina" con la participación de la naturaleza divina. Y nos propone un camino a seguir: Fe, Conducta, Inteligencia, Dominio Propio, Perseverancia, Piedad, Amor fraterno y Caridad.

Exhortación: Que en nuestro diario vivir, reflejemos una vida de santidad para participar de la naturaleza divina de la Trinidad, practicando este camino tan precioso que se nos propone, donde se logra combinar una razón (filosofía) práctica, una fe (teología) verdadera y un compromiso con la sociedad (ciencia).

El santo Evangelio según San Marcos (12, 1-12), nos relata el hermoso pasaje de la viña. Es simplemente una hermosa parábola. El hombre ha plantado una viña: algunos reconocen como la viña la creación del mundo o para más precisión, la instauración del Reino de Dios en la tierra. Los envíos de criados que hace a los viñadores, sería entonces, el envío de los profetas a anunciar la salvación de Dios en el Primer Testamento, pero como Jonás y otros terminaron siendo insultados o asesinados. Luego nos relata el pasaje bíblico que envió a su hijo querido pensando que lo iban a respetar por su posición, es decir, el envío de Jesucristo. Pero también lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. Y luego nos hace una hermosa reflexión: ¿Qué hará el dueño de la viña? Para culminar afirmando que la piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente.

Exhortación: Este pasaje o parábola nos invita a pensar sobre esto: Escuchar la voz del Señor. No nos hagamos los sordos a su llamado. Él nos envía varios mensajeros para que volvamos o reafirmemos nuestra fe y compromiso con Él y con la Sociedad. Escuchémoslo en nuestro diario vivir, veámoslo en lo que hacemos y mostrémoslo en nuestras relaciones.