mayo 29, 2012

Sumergirse en el Bautismo y beber su cáliz, clave del seguimiento de Jesús.

Comentario a la Palabra de Dios. Mayo 30 de 2012

Imagen de parroquianseuropa.blogspot.com
El tema de Jesucristo en la carta de Pedro (1 Pedro 1, 18-25) es rica y profunda. Esta carta constituye un himno de bendición a la obra que el Padre, en el Espíritu, realiza en Cristo. La verdad sobre la relación de Jesucristo con nosotros y viceversa, llaman la atención. El Padre, antes de la fundación del mundo, eligió al Hijo, cordero sin mancha, para que con su sangre preciosa liberara a la humanidad "de la conducta idolátrica de los mayores". Jesús se ha manifestado en nuestra era de salvación, que, por esto mismo, es central en toda la historia: es lo que Pablo llama la plenitud de los tiempos. Gracias a su Resurrección y a su glorificación, es que nosotros creemos en Dios.

Exhortación: Nosotros los cristianos, ante el mundo hemos decidido optar por una vocación: Algunos somos filósofos, teólogos, administradores de empresas, sacerdotes, tecnólogos, etc. Lo importante ahora será que demos gloria a Dios, en el cual creemos gracias a Jesús, con nuestro testimonio y coherencia de vida.

El Evangelio  de San Marcos (10, 32b-45) nos relata diversos episodios acaecidos en el recorrido hacia Jerusalén. Jesús va adelante, y los discípulos le siguen. Habla a los Doce por tercera vez acerca de su pasión y lo hace con muchos detalles. La imcomprensión de los discípulos es total. El favor solicitado por los hijos de Zebedeo y la reacción de los discípulos, demuestra las pretenciones distintas que querían conseguir los discípulos y las que quería el Señor Jesús.

Exhortación: Vivir en Jesús es beber su mismo cáliz, ser sumergidos con Él en su mismo bautismo. Seguir a Jesús es recorrer con él el camino del Siervo de Yahvé (Isaías 52, 13-53, 12), convertir a través de Él nuestra propia vida en un servicio, entregarla a Él. Ese es el verdadero seguimiento.